Camino de Santiago Portugués. Etapa 08
Nuevamente desayunamos en la Pousada de Juventude, y nuevamente bufette libre, y nos dirigimos hacia la Sé para retomar el trazado del Caminho, que sube por las calles del casco antiguo hacia la Igreja de la Torre dos Clerigos y la igreja das Carmelitas, luego la larguísima rua Cedofeita que atraviesa el barrio homónimo, la igreja Caarvalhido, pasamos bajo la variante de la ciudad hacia Matosinhos, Seixo, pasamos bajo la autopista A-4 hacia el pueblo de Araujo, que forma parte del extrarradio de Porto, luego Moreira de Maia (donde está el aeropuerto), pasamos el puente sobre otra autopista, ahora la A-41, y vamos dejando el área de influencia de la gran ciudad pasando el polígono industrial de Maia y poco a poco vamos retomando el ambiente rústico, pasando pueblecitos como Vilar do Pinheiro, Mosteiró y Vilar, donde nos paramos a comer unos platos combinados en el único bar que vemos abierto en este domingo. El día es caluroso y, a pesar de que el trazado nos lleva continuamente por asfalto y entre casas, son pocas las sombras que encontramos y se agradece la parada.

Continuamos por el trazado del Caminho que ahora transita por un tramo de unos once kilómetros por el arcén de la carretera nacional N-306, salvo las travesías de Giáo y Vilarinho, hasta llegar a Junqueira, donde encontramos el único tramo, además corto, que transcurre por pista de tierra.

Entre tanto paisaje urbano y tanto asfalto de repente nos encontramos en un paisaje precioso: se trata de la ribera del río Este, llena de arbolado, y lo cruzamos sobre el puente medieval que nos situa en Sáo Miguel de Arcos. Una corta travesía por una pista forestal que se abre camino entre un bosque de eucaliptos nos acerca al pueblo de Sáo Pedro de Rates, donde está el albergue de peregrinos gestionado por los miembros de la Asociación de Amigos del Caminho, entre los que se encuentra Isabel Vilhena, que nos recibe (igual que el resto de sus compañeros) con muchísima amabilidad. Este albergue ocupa las dependencias de una antigua casa de campo y es una maravilla, es como estar en casa. Tras la estupenda acogida, la ducha y la compra de los ingredientes para la cena, nos vamos a tomar una cerveza al cercano bar, donde también se deshacen en atenciones. Luego nos vamos al albergue a preparar la cena y, tras una buena tertulia con el resto de peregrinos (es la primera vez que vivimos el ambiente de albergue-peregrinos desde Lisboa), nos vamos a descansar, que ya se nos ha hecho de noche.